viernes, 18 de junio de 2010

Amor a destiempo.

 Alberto y Josefina eran una pareja que decían amarse. Se habían conocido de muy jóvenes, se pusieron de novios y se mantuvieron casados hasta el final de sus vidas casi sin problemas. Pudieron formar una familia y la llevaron adelante de una manera presentable y correcta.

 Cuando les preguntaban sobre su relación, ambos confesaban con sinceridad que siempre se quisieron.

 Nunca habían hablado del tema entre ellos, pero como en las reuniones el otro profesaba su amor, eso ya les daba la tranquilidad.

 Cuando Josefina era joven, lo que la había enamorado de Alberto fueron sus promesas de plena felicidad, tantas ilusiones para el futuro, que sintió su vida encaminada hacia todo lo que ella había querido. Una casa, una familia. Por eso lo amó. Por el porvenir que el representaba.

 Un amigo fiel de Alberto sabía que hoy en día, su camarada recordaba con mucho cariño aquellos tiempos de locura y pasión con quien hoy era su esposa. Por eso la adoraba. Por los años de calor que ella le había regalado.

 Alberto y Josefina eran una pareja que decían amarse.
 Ella lo amaba por el futuro que una vez él prometió. Él por el recuerdo del pasado fogoso junto a ella.
 Ella juró amarlo por aquel porvenir que él le daría. Él, recordando ése ayer.

 Nunca vivieron un presente, pero ambos estaban convencidos de que alguna vez lo hubo. Y murieron sin saberlo. Creyendo haberse amado siempre.

1 comentario:

Romina dijo...

Romina y Marcelo