viernes, 8 de octubre de 2010

La certeza del silencio.

 Hoy sucedió lo que tanto soñé que pasaría. Me encontré con el hombre cuarentón, barbudo, medio canoso y de sonrisa arrugada que seré yo en el futuro.

 Con traje sin corbata y unos papeles en la mano entró a comprar algo. Lo atendió mi compañera y llevaron un trato amable.
 El negocio estaba lleno, yo atendía a otros clientes y no me percaté de su presencia. Casi ni siquera de nuestro parecido de inmediato. Sólo cuando se fué.

 Como es claro, él, más maduro y por lo tanto más sabio, sabía perfectamente quién era yo.
 Empecé a deducir de dónde lo conocía, o porque me parecía tan familiar cuando lo descubrí mirándome con una mezcla de orgullo y paz desde la punta del otro mostrador.
 Al parecer en seguida sospechó que lo había descubierto asique pagó rápido, saludó otra vez con una sonrisa y se fué.

 Despaché a mi cliente y fuí tras él, pero ya se había ido.

 Me quedé unos segundos mirando el camino, con muchas preguntas que acababan de perder su única oportunidad de ser resueltas.

 Pregunté que había comprado.
 "Dos leches." Fué una anunciación extremadamente prematura de que voy a ser papá
 "Y yerba." _Obvio_ pensé.
 _Cigarrillos no ¿no?_ Me alegró la negativa que desnudaba que había dejado el vicio en verdad para siempre.

 Ahora sé quién era él. Pero, ¿por qué no me lo dijo? ¿Por qué no esperó que lo atienda yo para darme siquiera una pista sobre mi futuro? Que me dijera en pincipio si mamá seguía con nosotros. Hablarme de la facultad que me conviene si sabe bien de mis sueños y mis ansiedades. Aunque sea, como al pasar, me haya recomendado el autor que estoy buscando que me atrape y moldee de la mejor manera mi escritura. Alguna pequeña señal que me pusiera de acuerdo con mi Destino. Por más mínima que fuera...

 Ahora que lo pienso, quizá su silencio fuera lo más reconfortante.

4 comentarios:

Diego dijo...

Tenés suerte de que no haya querido matarte: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/papini/imagenes.htm

PS: Capaz que en el enlace tenés al escritor que buscás.

Anónimo dijo...

Gracias vieja. Muchas gracias. Ya le voy a ir dando y te cuento. Un abrazo.

Anónimo dijo...

con mis 37 a cuestas, soy más lo que estoy siendo, que lo que seré. Pero en el futuro pienso ser gordo (más gordo), sabio según las horas que la vida me de para leer, y bonachón,de esos viejos piolas que hacen una sonrisa de complicidad a un grupo de pendejos echando moco en una esquina. Y un abuelo malcriador como Dios manda. ¡¡ Oh Dios, cuánto voy a amar a los hijos de mis hijos!!

Anónimo dijo...

Acabo de leer el cuento, y te juro que me vino a la mente el cuento de dos imagenes en el estanque de Papini... Jimi