El techo que miramos al despertarnos, y los lugares próximos a nuestra casa. Las caras conocidas y los saludos en vez de "hola" diciendo el nombre de la persona que vemos pasar abriendo un poco más los ojos.
"_Tony._"
"_Nico._"
Al llegar de otro barrio y empezar a caminar por el nuestro, esa sensación de seguridad y dominio que dura un momento y se disipa.
La música que tiene nuestra cuadra, y la que elegimos poner en casa con la ventana abierta para denotar nuestra presencia.
Las calles que nos vieron crecer.
Las costumbres, los decires y las tonadas que llenan el silencio para hacer de ello algo rústico y familiar.
La pava caliente sobre el fuego fino y el olor a yerba que trae el beso matinal de la vieja.
Todo y tanto otro es lo que desarrolla la querencia. Nada más que eso.
Y nos abraza día a día como los soles de diciembre haciéndonos sentir en Casa.
Y que serán las cosas que tanto extrañaremos cuando, a su tiempo, las circunstancias que manejan los finos hilos de nuestra vida nos alejen de allí.
Momentos que volverán por un segundo cuando dentro de poco, los niños y jóvenes que somos hoy, sean sólo un tibio recuerdo de aquellos hombres que seremos mañana.
3 comentarios:
yo por el contrario, amo tanto mi terruño (cibiéi) que creo que lo llevaría a todos lados conmigo, me adaptaría al hecho de ser "el cordobés" en cualquier parte del país. Eso si, fuera del país me marchitaría, pero ése salto nunca fué una opción a tener en cuenta.
NADA ES PARA SIEMPRE, HAY QUE DISFRUTAR DE CADA COSA EN SU MOMENTO, EL TIEMPO NO VUELVE Y ARREPENTIRNOS NO SIRVE DE NADA COMO TAMPOCO LAMENTARSE.....
Muy cierto, y creo que el cambio es parte de nuestro crecimiento, de nuestro vivir y con ello aprendemos. Pero creo que la seguridad de lo cotidiano, los olores y los ruidos de mi hogar extrañaria XD.
P/D: Retomando la lectura ja.
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