viernes, 27 de mayo de 2011

"El amor vence al odio."

 Poco. Casi nada sé de política, lo que habla pésimamente mal de mí como ciudadano. Pero no hace falta entender mucho para ver que cada vez haya menos capacidad argumental en las campañas electorales.

 Vamos... ¿Colgarse de la imagen de un muerto para conseguir un voto? ¿Tan bajo se puede caer?

 ¿Tan poca fe se nos tiene como seres inteligentes a los votantes, para intentar hacernos creer algo como que este gobierno va a ser bueno porque está protegido por el aura mágica de un ángel bienintencionado que está en el cielo, el cual desde su lugar místico ayuda a la postulante que tanto amó en vida y fue amado por ella, a oponerse a ésos enemigos que ríen maliciosamente frotándose las manos perpetrando un plan maligno y que buscan hacer vencer al mal sobre el bien, al odio sobre el amor? (Nótese como metí mas de 15 verbos en una sola pregunta). ¿Tan estúpidos nos creen?

Este escrito va a ser corto, porque se me cae la cara si me pongo a hablar de politica; pero, ¿no existen maneras menos idiotas de hacer campaña?

 Un blog hermano de Corrijamén si me equivoco, el Blog de James, (http://www.elblogdejimi.blogspot.com/) en un corto pero certero post, avisaba a los trabajadores del partido político al que él pertenece, que no es inteligente sostener toda una estructura electoral haciendo el poco ingenioso chiste de llamar a su contrincante (no se si así se le dice, por lo menos ya avisé sobre mi ignorancia en el tema) Cristina, Kretina. Bien dice que así nadie los tomará en serio como opción al gobierno.

 ¿Y si las políticas cambiaran? ¿Si no fueran este chiste mediático que mezcla el drama y la novela para servir a su popularidad? ¿Si existieran trabajadores en serio con ganas de reparar algunas de las fallas por lo menos,  más visibles del país? ¿Si las campañas dejaran de ser una inversión del profesional para luego enriquecerse?

 La pucha, empecé despotricando contra la novelización de la realidad, y terminé creyendo yo mismo en un cuento de hadas...

 Definitivamente, la política no es mi fuerte.

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