La imagen era horrible, pero atrapante: casi mórbida. Bien sabemos que lo espantoso es también espectacular. Es por ello que no podía quitarle los ojos de encima.
Los nervios verdeazules aglutinados de coágulos grisáceos, amenazando con reventar en cualquier momento. El negro rebozo disperso desordenadamente, como pegoteado con la sangre. La carne aún viva, desperdicio o desecho inmundo que despedía una fetidez única. Pensó que habría que esmerarse en crear un mounstro tan desagradable.
Ya sin poder seguir soportando el espectáculo muerto, salió de la cocina, tomó su cartera y sacó un bolígrafo. Con un gesto de negación con la cabeza, de decepción oculta y de resignación paciente, escribió un papelito que dejó pegado con un imán de la heladera.
"Maxi: ya vi que todavía no te salen
bien las milanesas. Mañana vení a comer
a casa temprano y te enseño como se hacen.
Besos.
Mamá.
bien las milanesas. Mañana vení a comer
a casa temprano y te enseño como se hacen.
Besos.
Mamá.
4 comentarios:
Hola Nico..
Me encanta tu blog...no he leído todo, pero lo que leí me gustó, hay muchas verdades en tus letras...
Desde hoy te sigo, me da mucho placer que un jóven tenga tanto sentimiento, y nos pegue con la realidad, que a veces tenemos tan cerca y tan lejos a la vez.
Cariños
Buen finde
Desde hoy tambien te sigo en tus dos blogs.
Gracias por compartir tu seleccion de escritos.
Espero que desde mi blog muchas se acerquen a leerte porque lo tuyo no tiene desperdicio.
Saludos
Gracias por engancharse en este humilde espacio y si, con 22 años hay muchas ganas de crecer en esto de la escritura. Y más con las palabras de gente que me indican que quizá voy en el camino correcto.
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