domingo, 29 de agosto de 2010

Tras el sueño que ayer vos sembraste en mi.



 Y otra vez comprendo lo dificil que es sepultar a uno de nuestros padres.
 Lo que cuesta tener en la cabeza  los recuerdos claros del camino que tuvimos que hacer vos y yo, papá. El sendero ese que la Vida me obligó a transitar aquél día que tuve que cargar tu féretro al mausoleo.

 En ese camino mis lágrimas dejaban el horizonte borroso, pero en mi mente las imágenes eran claras. Aparecías vos llevándome de niño de la mano. Vos eras para mi el Hombre Más Fuerte del Mundo, y en aquél entonces nada te podría detener. Nada te podría vencer.

 Hoy... que distinto el hoy que soy yo el que te llevo, que cumplo la difícil tarea de ayudarte a descansar.

 Ha pasado tiempo, pero sinceramente no te puedo olvidar. Ni tampoco quiero hacerlo.

 Y me transporto hacia todo aquello hundiéndome en cada acorde de esta zamba; pensando, entendiendo que todos seguimos, como dice Roberto "tras el sueño que ayer vos sembraste en mi." En su caso, la música; pero en todos los demás que hemos tenido la dicha de tener padres que han luchado por criarnos y cuidarnos con su vida, también queda un sueño sembrado.
 En su sacrificio mandándonos a la escuela todos los días, hay semillas de esperanza.
 En cada enseñanza que a veces es regaño, ilusiones de que nosotros, sus hijos, seamos buenos, sólo eso, habitan en sus corazones.
 En las cualidades que día a día demuestran se va sembrando un recuerdo imborrable que nos indicará imitarlos para ser mejores. La templanza y el tesón de papá. La bondad y la ternura de mamá.

 Los padres son los únicos que siembran sin pensar en la cosecha, porque para ese tiempo, ya habremos volado del nido, y todo lo que nos dieron nos servirá para la familia que ya hayamos formado; y no para retribuírselo. Y jamás dirán nada.

 Hoy comprendo que en mi habita tu temple de laburador, ese quizá es tu legado, o lo que sembraste en mi. Fuerza para trabajar cada jornada. Y por eso, cada fría mañana que salgo para el trabajo, tu aire desde el Cielo me sopla una caricia en el pelo. Y me vuelvo niño bajo tu mano cálida de Papá.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ES MUY BELLO LO QUE DECÍS HIJO, SEGURO QUE TU PAPÁ DESDE EL CIELO ESTÁ SONRIENTE Y FELÍZ CON EL HIJO QUE TIENE, QUE LO QUIERE Y LO VALORA, TENÍA MUCHAS COSAS PARA IMITAR TU PADRE: NO TENÍA VICIOS Y ERA UN GRAN LABURANTE, APARTE DE HONRADO, QUE SU LUZ GUÍE TUS PASOS, UN SUPER BESO DE TU MADRE

elrober dijo...

a ésta la canto a dúo con mi hijo, Manuel, guitarra en mano, casi en estado de gracia http://www.youtube.com/watch?v=tZk9hNetkcQ

Anónimo dijo...

aura!!

Anónimo dijo...

y lo de tu mami... emocionante hasta las lágrimas