sábado, 22 de enero de 2011

Revalorando.

 Hoy estaba escuchando un tema en el celu, mientras viciaba al mismo tiempo, y en un instante que pareció ocurrir entre paréntesis, me puse a pensar como quería ese equipo antes de tenerlo, y lo que costó comprarlo. Si bien, lo quiero mucho (es "mi hijo" como sé que muchos pelotudos igual que yo, le dicen) ya no me acordaba cuánto tenía que valorarlo.

 Quizá es así con todo. Quizá apenas tenemos algo, eso ya nos pone en miras de otra cosa un poco mejor. Me pasó lo mismo hace mucho con unas zapas que tengo, medio rotingas ya. Me quedé viéndolas, pensando como las ansiaba desde el otro lado de la vidriera (me compré las 1eras zapas de marca a los 18 gracias a mi hermanita mayor, de paso, te amo hermana) y ahora me parecía algo tan natural tenerlas. Me las puse y salí a la calle: ese día fue casi cuando las compré: estaba chocho.

 Volviendo al celu, pareciera ser que este aparatito, después de unos años, se personaliza de tal manera que es una partecita más de nosotros. Sabe la música que nos gusta, tiene videos o audios de mala calidad que sólo nosotros entendemos; contiene contactos que encierran una historia, o tal vez (mi caso) un olvido.

 El mío particularmente tiene un bloc de notas imperdible: temas que tengo que buscar, películas que me recomendaron, autores o información que, por ahí, al pasar escuché y debo profundizar, libros pendientes, expresiones geniales o gags como "más cerrado que culo de muñeca" y, sobre todo, ideas para este blog.

 Bueno, es un historia íntima ¿no? Como capaz tiene más de uno. Y me puse a pensar donde es donde más reconozco a mi celular: en el lenguaje. Escribo en el modo preset, y con el tiempo hubo enseñanzas impostergables.

 Palabras que sabe mi celular.

 Asadazo (ya no se usa).
 Birra (que casi siempre antecede a maníses, otro vocablo impartido por mí).
 Bombo (utilizado para referirse a la concepción o embarazo)
 Chacarera.
 Chalchaleros.
 Cajeta (indica un destinatario).
 Ciruja (a ésta no recuerdo si yo se la enseñé o ya aparecia, pero es imprescindible para dirigirse a un amigo íntimo).
 Colla (idem Cajeta)
 Culoroto (idem Colla, véase también morfón ó morfetta, ésta última, variante italiana).
 Folclore (y no folKlore)
 Gallito (para firmar los textos).
 Goool (también Gulé).
 Guasca (para formular el uso "cara de guasca")
 Guitarreada.
 Joda.
 Jujuy.
 Macha.
 Matienzo.
 Manseros.
 Tidicho (regionalismo usado para subrayar algo).
 Tirapiedras (para hacer alusión a los salteños)
 ¡Vammmo! (grito de gloria).
 Vinazo.
 Yerba (debe ser una de las primeras).
 Zamba.

 Y muchas más, como los apodos de todos mis amigos, otras miles de variantes para las malas palabras usuales, pero bué, demasiada intimidad les estoy contando, che. Salgan ya de mi casa, por favor.

3 comentarios:

Diego dijo...

"Quizá apenas tenemos algo, eso ya nos pone en miras de otra cosa un poco mejor".

Es la vida del hombre. Queremos calmar nuestra sed de Agua Viva en charcos de agua sucia y salada.

Anónimo dijo...

Diego, tus comentarios engrandecen mi blogcito, por más que me cagués a palos.
Hay varios que sé (quiero creer) que leen y tienen mucho para aportar. Anímense que les güa tirá flores como acá arriba.
Abrazo.
Galles.

Diego dijo...

Je, no te cago a palos.
O mejor dicho: si te llega algún palo es amortiguado por mí antes.
Saludos.
PS: Me gustan algunas cosas de acá, pero no soy zalamero, je.