Quizá sea otro el tiempo en el que me conjugue en el silencio con mi tierra.
Quizá atraviese otros caminos antes de encenderme con mi raza.
Quizá otros senderos aguarden sigilosos en misterio
que los recorra en el devenir, mi triste alma.
Quizá el futuro me otorgue algún recuerdo
que entrevere los sentires que me afanan.
Quizá otras sensaciones esperen, eternas,
las calladas huellas de mis pisadas.
Quizá otro encuentro en el horizonte
suponga el regocijo que consagrara
el escrito cóncavo del universo mío
que se resuma en un extravío oculto con la Pacha.
Ojalá el Viento Norte me acompañe
cuando el proseguir oscuro de mi alma
atardezca las glorias que, paciente;
oscurezcan las vivencias, las entrañas
de aquel soñador entrañable y ansioso
que algún día remita a su pueblo, las palabras
que inscriban en eterno todo, suculento
los conceptos obtusos del mañana.
Y quizá también me inscriba en el letargo suplicante
de las plumas eternas, consagradas.
O quizá el tiempo, quieto silencio
me borre como el otoño a las hojas de las ramas.
Hoy me admiro; olvidando ese futuro
que refiere los días hasta ese mañana;
de este camino desolado e imposible
que hoy marcan las sabrosas plumas que me encantan.
Para Alberto Elías Alabí, quien supo comunicarme en mi admiracion inmediata hacia él, los pasos que hoy marcan los sentires de los verdaderos poetas de mi provincia, quienes no se achican ante soberbios escritores de la lengua castellana.
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