sábado, 1 de mayo de 2010

¿Libertad?

 "Repremido." "Resentido social." "Acomplejado." "Facho." Miles de voces se elevan ante cualquier señalamiento valórico de la realidad.

 Un profesor está social y juridicamente inhabilitado de entrometerse en la estructura moral de un alumno porque está coartando su libertad.
 Es probable que si dice que lo que hace el alumno como persona, pongamos por caso, vestirse de determinada manera, está mal (!) sea insultado por todo al aula, luego escuche lo propio por los padres de éste; sea denunciado policial y públicamente por discriminación, se divulgue en los medios, etc.

 Un preso tiene derecho a estar en condiciones de higiene y ambientación propicia, alimentos, a ser bien tratado por el personal de la prisión donde está recluido, derechos a atención médica y psicológica, derecho a estudiar, recrearse, practicar deportes, leer libros; acceso al arte, al sufragio... ¿Estoy muy errado si escribo que "un preso es un hombre libre"?

 Seremos mal vistos o incluso denunciados si expresamos que no nos parece bien ver a dos homosexuales besándose en una plaza. Éllos son libres de hacerlo.

 Libres, como miles de personas en el mundo que marchan manifestado la necesidad del aborto libre y gratuito, porque son gentes que tratan de abrir mentes y lograr un progreso en la sociedad.

 Tienen libertad, como ésta otra multitud por la otra cuadra está sentada frente a la casa de gobierno haciendo público su sentirse ofendidos porque en nuestro país retrógrada aún el consumo de marihuana no ha sido despenalizado. ¡Como creceríamos como Nación si la venta de ésta fuera libre!

 Si los chicos de hoy saben más de la vida de Ricardo Fort que de José Gervasio de Artigas, será porque en éstos tiempos tienen liberatd para elegir lo que desean saber.

 Pareciera mucho más fácil denunciar una impocisión sobre la libertad, que señalar algo que está mal.

 No es posible hacer lo segundo, ya que (pareciera) que la escala axiológica presenta una estructura frágil y enclenque (¿paradoja?) y se forma de acuerdo a la mente que percibe la realidad. "Yo decido que está bien, y que mal."

 No hay que meterse. Discriminar es el peor delito.

 Ahora bien, la discriminación quizá sea uno de los procesos mas importantes para la vida. Discriminamos un tomate podrido de los demás para no enfermarnos con su ingesta. Un estudiante de medicina ha sido discriminado de los demás con una calificación que lo desaprueba.

 El mérito y el reconocimiento con una medalla de primer puesto en los cien metros llanos forman parte de un proceso de selección al que no se llega de otra manera que de la discriminación del conjunto de atletas.
 ¿Y qué es de los demás? "Los estamos discriminando" dicen los liberales del nuevo siglo.
 Entonces para que todos los corredores se sientan bien, le dan la presea dorada a todos. Siguiendo ese razonamiento, también que los "no discriminates"coman tomates podridos y se atiendan con doctores que no leen una radiografía y recetan cianuro.

 ¿Qué nos sucede como sociedad? ¿Tenemos miedo de promulgar una escala de valores para no condenar la libertad de nadie y su pensamiento? Detengámonos un momento en ésto, el "libre pensamiento." Supuestamente pensar como uno quiere. Ahora, es quizá extraño creer que sobre el discurrir de las ideas la liberalidad sea la condición única.

 Es decir, el mundo ha conocido su progreso a través del seguimiento de las ideas personas aleccionadas y doctas en cada tema particular.
 Vamos a un médico porque confiamos que en su sabiduría y su inteligencia se encuentra la respuesta a nuestras dolencias.
 Asistimos a clases y oímos a un profesor sin tratar de refutarlo constantemente, si no tratando de recabar con fidelidad el conocimiento que trata de impartirnos.

 ¿Por qué no actuamos de ésta manera en cuánto al pensamiento, a la moral? ¿Por qué se considera una entromisión desubicada que alguien nos quiera hacer conocer verdades axiológicas o trasmitir ideales? ¿Podría ser que un Obispo, así como el profesor conoce de ciencias, sepa la mejor manera de actuar en nuestra vida? ¿Podríamos pensar que quizá ese conocimiento es fruto de años y generaciones de discurrir mental sobre la escala de valores, por ejemplo? ¿Por qué la ofensa, la escandalización?

¿Será que mientras creemos crecer como sociedad liberal nos estamos condenando a otros cánnonnes peores como el marketing, las modas, la estética superflua, la actitud de rebaño que sigue a la multitud ciegamente?

 Pues yo si, yo quiero imitar el pensamiento de quienes conocen más que yo. Quiero callar mis ideas si existen otras mejores. Dudo de mis movimientos mentales sabiendo que puedo estar errado. Sospecho que un libro de Pappinni, sabe más que yo y desconfío de mis actitudes después de leerlo.

 Dudemos de nuestra libertad.

2 comentarios:

romina dijo...

y donde estan todas esas personas que piensan igual que vos y yo? se que a veces me equivovo pero despues de relinchar reconozco que cometi un error los valores nunca cambian

Anónimo dijo...

el psicólogo muniqués Teodor Lipps propugno la Einfühlung,
Empatia, como una proyección casi mística del ego creador en el objeto de arte.
El término Empatía se refiere a la participación afectiva y por lo común emotiva, de un sujeto en una realidad ajena. En filosofía se llama de este modo a la unión o fusión emotiva con otros seres y objetos (que se consideran animados). VOS QUE SOS UN ARTISTA DEBERÍAS ENTENDER MEJOR QUE MUCHOS OTROS ÉSTO DE PONERSE EN LA PIEL DE OTRO, ADAPTAR ESA LIBERTAD QUE QUERÉS HACER REVEER, DE MODO QUE PUEDAS UTILIZARLA PARA CRECER EN TODO SENTIDO, HACIENDO DE TRIPAS CORAZÓN PARA SOPORTAR LO QUE ALGUNA VEZ CREÍSTE INSOPORTABLE, NO ESPANTARTE DE NINGUNA CONDUCTA HUMANA, IMPERFECTA POR DEFINICIÓN, O ESO CREO YO.
ELROBER