Con una mano sosteniendo el tubo del teléfono, y con la otra el control remoto, habían trascurrido ya 20 minutos desde que Esther comenzara, en un ataque de nervios, a enumerar la (aparentemente infinita) lista de sus defectos y errores. Él escuchaba, sin despegar los ojos de la pantalla, buscando algo bueno un domingo a las 15 hs. Una tarea difícil que reclamaba un compromiso serio. Por suerte, el hombre estaba dispuesto.
_(...)_
Ante el esperado silencio, Miguel intentó hablar, como quien en medio de la guerra asoma apenas la cabeza por fuera de la trinchera examinando si el tiroteo ha cesado.
_Pero, Negra..._
_¡No! "Pero Negra" nada ¿sabés? Ahora no me quieras explicar nada Miguel, porque bien tuviste tiempo para expliblah, blah, blah..._
Tuvo que volver a guarecerse en la trinchera del silencio, ahora frente de la heladera, sosteniendo el inalámbrico con el hombro y el cuello, destapando con una mano una lata de cerveza y maniobrando con dificultad con la otra para que no se le cayera el control remoto que colgaba del elástico descosido del calzoncillo.
De vuelta en el sillón, se sentó a sus anchas. El estómago le ampliaba la estampa de su musculosa blanca que rezaba en letras amarillas: "Más Quemao Que Mapa De Bonanza."
Del otro lado del tubo la descripción continuaba, ahora quizá acompasada a ritmo de llanto. Difícil prestar atención si en el aparato Pamela David en portaligas vendía un perfume nuevo. Así se complica pedirle a cualquiera que se concentre.
_(...) porque lo que vos no entedés es que blah, blah, blah..._
"¿Te la perdiste? A continuación, la repetición sin cortes de Floyd Mayweather vs. Oscar de la Hoya."
El anuncio en la tv. lo obligó a desocuparse cuanto antes. Por suerte ella le dió la oportunidad en un pequeño silencio, quizá buscando un pañuelo, que ahora sí Miguel no desaprovecharía.
_Esther, escucháme. No hace falta que te diga lo mucho que valés, ni lo hermosa que sos.._
_Callate..._
_Dejáme terminar,_ por un momento Miguel separó la vista de la pantalla y habló pensando en lo que decía, _mirá, no quiero que me respondas la pregunta que te voy a hacer, si no que puedas respondértela a vos misma. Esther: si yo soy todas esas cosas que dijiste, que es verdad, lo soy... ¿Para qué querés volver conmigo? Soy una basura, y vos una mariposa. Soy una cucaracha, y vos un bichito de luz. Soy yogurt vencido, y vos un sachecito de miel. Si nos separamos, el que me cago soy yo. Y vos te librás de un gil. Te mando un besito._
Abrió la bolsa de papas fritas y se dispuso a disfrutar la pelea. Del otro lado una sonrisa infinita creyó comprender como eran las cosas y sintió abrir en su corazón muchas puertas hasta ese día cerradas.
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